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Paseando por Bilbao

Descansando despues de un día agotador, en el buen sentido , dicho esté de paso, compartiendo buenos momentos con mi hija de nuevo, pues la distancia no nos deja estar juntitas tan amendo como quisieramos.

Ha sido un día tranquilo se puede decir, la fuí a esperar  y cogimos el metro hasta el centro, paseamos, comimos, paseito de nuevo, y luego a la vuelta para casa si que nos tocó caminar un pelín más pues no habia bus, metro de nuevo y caminata, pero luego ¡Premio! despues de pelar unas papitas, tortilla rica hecha por Mehida ummm.

Las lentejas, solo con los abuelos

Un estudio muestra cómo los niños comen legumbres y dieta mediterránea cuando comen con los mayoresLas lentejas, solo con los abuelos

Las legumbres, solo con los abuelos

– Imagen: ABC

Las legumbres son unos de los platos más olvidados en los hogares

Los abuelos tienen en su mano la llave de que sus nietos se aficionen a una dieta saludable. Un estudio, elaborado por la Federación de Sociedades de Nutrición y la Agencia de Seguridad Alimentaria, muestra que 2 de cada 3 abuelos fomentan una dieta equilibrada entre sus nietos. En gran parte esto ocurre porque en la actualidad el cuidado y la educación de los niños corre de la mano de sus abuelos, y esa puede ser la clave para que las nuevas generaciones recuperen la esencia de la dieta mediterránea, paulatinamente olvidada por sus padres.

En los últimos años ha descendido la frecuencia con la que se cocina en los hogares «platos de cuchara» por la falta de tiempo y la adopción de costumbres «prácticas» a la hora de preparar la comida. Con la rapidez también se ha reducido el consumo de frutas, hortalizas y legumbres , alejándose la dieta actual de la dieta mediterránea tradicional y saludable.

El último bastión de la dieta mediterránea

En el estudio de Fesnad se ve cómo los potajes, uno de los platos más saludables, solo aparecen en la dieta habitual si en esas casas vive una persona mayor, o si los hijos comen o cenan en casa de los abuelos, confirmándose que, en la mayoría de los casos, nuestros abuelos suponen el último bastión de la dieta mediterránea para nuestros hijos. El estudio, se ha realizado sobre un total de 404 encuestas telefónicas a ciudadanos con una media de edad de 70 años.

Como media, los encuestados ingieren aproximadamente 3 piezas de fruta al día, comen pescado cerca de 3 veces a la semana y verduras unas 4 veces, y en su dieta diaria no hay un exceso de alimentos que contienen grasas saturadas

Más de la mitad de los abuelos del estudio son los responsables de una de las comidas o cenas de la semana de forma habitual. Este porcentaje se eleva al 75% si se trata de los abuelos del sur de nuestro país.

De los datos de la encuesta se desprende que alimentos tan equilibrados y sanos como los potajes solo aparecen en la dieta habitual de muchos hogares si en ellos vive una persona mayor.

Ni pescado ni verdura

Los abuelos que «alimentan» a sus nietos ejercen, según se desprende del estudio, una influencia positiva en la alimentación de sus nietos. El 64 % (2 de cada 3) de los abuelos preparan a los nietos su comida habitual, y los nietos se adaptan a esta dieta. No obstante en opinión de los abuelos, el 67% de los nietos no comen de todo. En concreto, no comen ni verdura ni pescado mientras que, por el contrario, abusan de la carne y en el postre ponen más lácteos en vez de fruta. En general, la gran mayoría de los encuestados (81% de mujeres y el 64% de hombres) habla con sus nietos de la necesidad de mantener una dieta sana y los involucran (a los nietos) en las actividades relacionadas con la hora de comer como el poner la mesa, recoger o preparar los postres.

El estudio ha confirmado que la gran mayoría de nuestros abuelos sigue manteniendo una dieta rica en frutas (3 piezas de fruta/día), verduras (4 veces /semana) y pescados (3 veces/semana). Dicha dieta tiende a ser más sana cuanto mayor es la edad del entrevistado. Los abuelos del sur de España tienen la percepción que su dieta es mejor que la de los abuelos del norte de España.

Recuperar la comida de familia

Los expertos señalan que hay numerosos aspectos de la alimentación que nos sirven para enseñar a crecer, como implicando a los niños en el diseño de los menús, dejándoles participar de la compra, involucrándolos en la cocina, recuperando la comida de la «familia» o hablándoles de la cultura gastronómica propia del lugar donde residen. También procurar que el momento de la comida sea un momento de paz y no de riña, y haciéndoles descubrir nuevos sabores y texturas para mejorar su empatía con los alimentos. Todo ello hace que comer se convierta en una verdadera escuela del crecer.

Noticia publicada en Canal Salud de ABC

El juego es indispensable para el desarrollo emocional infantil

Jugar es indispensable para el desarrollo emocional infantilTodavía me recuerdo jugando en San Miguel, en la calle, con hojas de plantas, con los iturris en el suelo, al trukemé, al inke con un hierro en el barro los inviernos, en los árboles, en el parque, a la comba, a la goma las noches de verano, en la campa…. y un sinfín.

Por eso cuando vi este artículo me dije «lo pongo». Os dejo con el. 

Desafortunadamente, el juego libre y espontaneo está siendo reemplazado por juegos electrónicos.

La tecnología ofrece tal variedad de entretenimiento que en los últimos años los niños han dejado de jugar de manera espontánea.

También están las múltiples clases después de horas escolares, que igualmente los mantienen ocupados sin posibilidades de jugar. Nuestros niños están programados para hacer algo estructurado por otros en todo momento.

El juego es mucho más que un pasatiempo. Es una actividad que promueve sanidad mental, creatividad, y es la precursora del desarrollo de las habilidades sociales. El juego espontáneo le permite al niño aprender a trabajar en equipo, a compartir, a negociar y a resolver conflictos.

Es necesario que los niños jueguen, pero no en máquinas o con máquinas, sino con otros niños. El juego imaginario no solo es normal sino crucial para que aprenda muchas cosas sobre sí mismo y pueda proyectar sus emociones sin restricciones. Los niños pequeños con amigos imaginarios no están haciendo algo indebido, ni son tímidos, son por el contrario bastante creativos inventando escenarios y situaciones al igual que personajes que muchas veces les ayudan a vencer temores.

Muchos padres menosprecian el juego, pues lo ven como una pérdida de tiempo. Nada más alejado de la realidad. Por el contrario, un niño que no desea jugar al doctor o al papá y a la mamá o al colegio es un niño que nos debe preocupar. No pasa nada si un niño o niña quiere jugar con sus muñecos hasta los 8 o 10 años. Seguramente, psicológicamente lo necesita.

Debemos respetar el juego de nuestros hijos. Ojalá pudieran tener tiempo diario, alrededor de una hora, para el juego espontáneo o imaginario. Los niños en edad preescolar sí que se benefician de esta actividad.

No introduzcan los computadores en la vida de sus hijos hasta que sepan leer y escribir. No los deje aislarse por horas en un videojuego. Esto se puede volver adictivo y poco aporta. Los años que pasan los niños jugando les dejarán beneficios sociopsicológicos esenciales para conocerse bien y aprender a socializar. Entre más complejo e imaginativo sea el juego, mejor.

Ya vendrán años para estudiar, jugar con reglas estrictas, etc. En la infancia, permítales ser niños felices, es decir, niños que aprendan jugando. Los beneficios del juego imaginario, espontáneo y organizado por los niños han sido comprobados por miles de estudios de gran rigurosidad científica, y son altamente deseables.

Todos concluyen que el juego es un mecanismo con el cual nace el niño y le permite divertirse y con el tiempo volverse más sociable, más creativo y, sobre todo, más feliz.

Annie de Acevedo
Psicóloga y educadora

Redactado en Eltiempo.com

No hablar por exceso de ansiedad: el mutismo selectivo

Ante situaciones estresantes, algunos niños se bloquean y no hablan, aunque entienden lo que se les dice

Imagen: Melissa Wiese

La característica fundamental del trastorno conocido como mutismo selectivo es que un niño que ha adquirido el lenguaje oral, y que en general lo emplea de manera correcta, se siente incapaz de hablar en situaciones sociales en las que sería esperable. Esta ausencia de habla, además, interfiere de forma negativa en su vida social o en su rendimiento escolar. En las situaciones en las que se bloquea, el niño comprende lo que se le dice e, incluso, puede asentir o negar con la cabeza. Pero no habla. Sigue leyendo

La vida te devuelve lo que le das

Un niño y su padre estaban caminando por las montañas. De repente, el niño se cae, se lastima y grita de dolor: “aaaaah!!!!”.
Para su sorpresa oye una voz  repitiendo en algún lugar de la
montaña: “aaaaah!!!!!”.
Con curiosidad el niño grita: “¿Quién esta ahí?”.
Y recibe de respuesta: “¿Quién está ahí?”.
Enojado con la respuesta, el niño grita: “Cobarde” y recibe de respuesta: “Cobarde”.
El niño mira a su padre e intrigado le pregunta: “¿Que sucede?”.
El padre sonríe y le dice: “Hijo mío, presta atención”… entonces el padre grita a la montaña: “Te admiro”, y la voz le responde: “Te admiro”.
De nuevo, el hombre grita: “Eres un campeón”, y la voz le responde: “Eres un campeón”.
El niño estaba asombrado pero no entendía. Luego, el padre le explica: “La gente lo llama eco, pero en realidad es “la vida”. Ella te devuelve todo lo que dices o haces. Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones.
Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean.
Si quieres una sonrisa, da una sonrisa a los que conoces.
Si quieres respeto, aprende a respetar a los demás.
Si quieres recibir afecto, primero aprende a darlo.
La vida te dará de regreso, exactamente aquello que tú le has dado.
Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti.
¡Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estás dando!”.

La falta de apego entre madres e hijos favorece la obesidad en la adolescencia

Según un estudio publicado en la revista Pediatrics

Investigadores estadounidenses sugieren que en aquellos casos en que el vínculo afectivo se halla debilitado, el riesgo de esta patología es casi el doble.

Un estudio de la Ohio State University, en Estados Unidos, sugiere que la intensidad de la relación madre-hijo puede condicionar el peso de estos últimos durante su adolescencia, tras haber observado que cuanto menos apego tienen a sus progenitoras mayor es su riesgo de obesidad a los 15 años.
En concreto, y según los resultados que publica la edición ‘on-line’ de la revista Pediatrics, el riesgo de obesidad es casi el doble ya que, mientras que uno de cada cuatro niños con bajo apego por sus madres tenía obesidad, apenas el 13% presentaba este exceso de peso si el vínculo era mayor.
Los investigadores analizaron datos de 977 familias participantes en un estudio de atención temprana del niño y desarrollo de la juventud realizado por el Eunice Kennedy Shriver National of Child Health and Human Development.
Todos los niños incluidos en el estudio habían nacido en 1991 y la relación con sus madres se analizó a los 15, 24 y 36 meses de vida. Para esta evaluación, las madres tenían que jugar con sus hijos mientras los investigadores iban clasificando diferentes aspectos de su comportamiento, tales como el apoyo y respeto por la autonomía del menor o determinados signos de control u hostilidad.
Posteriormente, cuando los niños cumplieron 15 años, se les calculó su índice de masa corporal (IMC) a partir de su estatura y peso medio. De este modo, observaron que un total de 241 niños (24,7%) presentaba una relación madre-hijo de baja calidad durante sus primeros años de vida, cuya posterior prevalencia de obesidad en la adolescencia era de un 26,1%.
Según apunta la doctora Sarah Anderson, autora del estudio, esta asociación podría tener un origen cerebral, ya que el área que controla las emociones y las respuestas al estrés, el sistema límbico, es también la que regula el ciclo del sueño, el hambre y la sed, así como una variedad de procesos metabólicos. «Una respuesta al estrés bien regulada podría afectar a cómo comen y duermen los niños, dos factores que influyen directamente en el desarrollo de la obesidad», recuerda esta experta.
Por ello, Anderson y su equipo proponen que las estrategias de prevención del sobrepeso y la obesidad no se centren exclusivamente en la alimentación y la práctica de ejercicio e incluyan también estrategias para mejorar el vínculo madre-hijo. «Se deben mejorar los lazos afectivos entre madres e hijos en lugar de centrarse sólo en la ingesta de alimentos», advierte.
Extracto en Pediatrics 
Publicado en  Jano.es