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Método madre canguro 1

El amamantamiento es un comportamiento que no puede separarse de la oxigenación, el calor, la nutrición en conjunto y la protección.

Por eso es tan importante el mamar para los recién nacidos, pero muy especialmente para los nacidos pre-termino o prematuros.

Necesitan la piel de su madre y mamar. Mamar pueden a partir de la 26-28 semana de gestación, tomar leche de un biberón les es un inmenso trabajo.

Itziar Blanco – Doula Telde
https://doulatelde.wordpress.com
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Semana mundial de la lactancia materna 2013

El día 6 de ocubre arranca la Semana Mundial de la Lactancia Materna.

logolemalm2013

Durante esta semana se realizan distintos eventos coordinados por la WABA una red de apoyo internacional cuyo objetivo principal es promover la lactancia materna.

Su objetivo es fomentar el apoyo a las mujeres que amamantan que si bien en ocasiones son acompañadas o apoyadas las primeras semanas de lactancia, después este apoyo va disminuyendo.

Las mujeres que amamantan necesitan apoyo no solo de la familia sino de todo su entorno, apoyo cercano, continuo y oportuno.

mujeres-centro-apoyoLas mujeres son el centro porque la presencia o ausencia del apoyo les impacta directamente.

Las mujeres también juegan un rol central para asegurar el apoyo y para brindarlo a otras personas.

¡Las madres proveedoras y receptoras de información y apoyo!

A continuación os dejo con una imagen gráfica de todos estos: Sigue leyendo

Cuando la succión del bebé no es correcta

Cuando la succión del bebé no es correcta

Muchos de los fracasos tempranos del amamantamiento están ligados a supuestos problemas del succión del niño. Con frecuencia las madres comentan que su bebé no sabía succionar, no hacía sino morder el pezón, se desesperaba en el pecho, no subía de peso, le agrietaba los pezones… Es cierto que un cuadro de estos puede engendrar a la vez dolor en los pezones de la madre, insatisfacción del bebé y frustración en la madre, todas ellas buenas razones para suspender la lactancia. Sin embargo, al igual que la mayoría de los problemas encontrados al comienzo del amamantamiento, se trata generalmente de problemas inducidos por una mala práctica al amamantar, y los cuales se pueden evitar.Cuando la succión del bebé no es la correcta

Cómo succionan los bebés

Para comprender mejor los problemas de succión, lo mejor es comenzar por estudiar qué es un buen agarre del seno. En el seno, las mandíbulas y la lengua del bebé deben trabajar de manera coordinada. Cuando el bebé toma el seno, su lengua forma un canal debajo del pecho y se apoya rítmicamente, presionando el seno de su madre contra el paladar. Esto aplana y alarga la parte de la areola situada atrás del pezón. Entonces, la parte posterior de la lengua del bebé forma un canal antero-posterior, que permite a la leche salir del pezón. Enseguida el bebé traga y respira. Sus labios son retraídos y apretados contra el pecho para mantener la succión.

 La confusión pecho/chupete

El ejemplo típico de los problemas de succión producidos por una mala práctica de lactancia, es el de la confusión pecho/chupete.

Los biberones y los chupos de entretención parecen hacer parte integral de la vida de los bebés de nuestra sociedad occidental, al punto que pocas personas están dispuestas a admitir que podrían ser nocivos y comprometer el comienzo del amamantamiento.

No obstante, un gran número de bebés, sin duda la mayoría, se confunden si deben succionar a veces de un chupete y otras veces del pecho, durante las tres o cuatro semanas siguientes al nacimiento. Para ciertos bebés, bastará una semana para que comiencen los signos de confusión. Para otros, uno o dos biberones (u otros chupos, por ejemplo las pezoneras de silicona), serán suficientes para provocar los problemas.

En efecto, cuando un bebé amamantado toma leche del biberón como si succionara del pecho de su madre (en la forma descrita más arriba), es inmediatamente inundado por un mar de líquido. Esto lo obliga a disminuir el flujo de la leche echando su lengua hacia la parte posterior de la boca para evitar ahogarse. Sus labios se cierran sobre el chupo rígido y sus mandíbulas no tienen nada que hacer. La leche llega inmediatamente sin esperar un reflejo de eyección (reflejo de bajada o de subida según donde, calambres, etc…).

Si enseguida él amamanta de la misma manera que come del biberón (lengua al borde del pezón en vez de estar debajo del seno, mejillas punzadas sobre el pezón), no obtiene casi nada de leche y en cambio hay un gran riesgo de provocar dolores y grietas en el pezón de su madre.

Otros problemas de succión pueden deberse a una plétora o congestión importante en la madre debido, con frecuencia, a un comienzo tardío del amamantamiento o a amamantadas muy espaciadas y cortas. El pecho se encuentra tan lleno y tenso, que el bebé no alcanza a cogerlo en su boca.

Y no olvidemos los problemas causados por una mala colocación del bebé en el pecho: cuando el bebé está muy lejos o debe voltear la cabeza para amamantar, no lleva el pecho lo suficientemente profundo a su boca para que se desencadene un reflejo de succión eficaz. De nuevo en esta situación, lo más probable es que la madre se agriete y como el bebé no succiona bien, no obtiene suficiente leche. Esto genera un círculo vicioso en donde la deficiente colocación del bebé al seno lleva a una pobre ingesta de leche por parte del bebé, quien entonces querrá comer con mucha frecuencia, lo que agrava la situación de los pezones de su madre. Se hace necesario, ante todo, corregir la colocación del bebé al pecho. Lo demás vendrá por añadidura.

¿Cuál es entonces la colocación ideal que debe tener el bebé al amamantar? Debe estar de frente a su madre, barriga contra barriga, de manera que no tenga que voltear la cabecita hacia el pecho para agarrarse; el pezón y buena parte de la areola deben estar dentro de su boca; sus labios deben estar evertidos como si fuera a silbar; su nariz y su mentón deben tocar el pecho de su madre; el bebé debe estar a la altura del pecho, no más abajo; ninguno de sus dos brazos debe ser un obstáculo que le impida a cercarse totalmente a su madre; su lengua debe quedar extendida y adelantada en el piso de la boca de manera que cubra la encía inferior del bebé para que al subirla y bajarla acompasadamente con la mandíbula, presione el pezón y la areola para obtener la leche. Un bebé así colocado, obtiene suficiente leche y además no lastima a su madre.

 Los bebés que tienen una succión débil

La inmensa mayoría de los bebés nacidos a término y en buena salud, saben succionar y deglutir desde el nacimiento y no tendrán problemas si no hay interferencia con los biberones de complemento y chupetes.

No obstante, un pequeño número de bebés no alcanzan a succionar eficazmente. Las razones más frecuentes, aparte de la prematurez, son las perturbaciones durante el período neonatal como hipoglicemia, hipoxia, ictericia, anestesia y analgesia de la madre durante el parto, incluida la epidural, así como la llamada inmadurez del sistema nervioso central.

Algunos de estos problemas pueden ser evitados cuando las condiciones del nacimiento y de los primeros días propician la cercanía de la madre con su bebé. Los investigadores reportan desde hace varios años, por ejemplo, que el riesgo de ictericia disminuye fuertemente si el bebé amamanta frecuentemente desde el comienzo.

Estos niños, durante los primeros días y semanas (incluso los primeros meses, pero esto es raro) no alcanzan a coordinar suficientemente los movimientos de su lengua y mandíbulas para realizar una succión y deglución eficaz. Pasan a menudo «todo el día» en el seno, son muy tónicos o al contrario apáticos y dormilones, y amamantan con poca frecuencia.

El tiempo, y a veces la reeducación de la succión, así como la utilización de diversas técnicas particulares (alimentación con vasito, utilización del suplementador para ayudar al amamantamiento), permiten pasar esta etapa difícil. Las dificultades evolucionan siempre a la mejoría, sin que se pueda decir cuando se va a solucionar el problema, pues esto varía de un bebé a otro.

 Los problemas de la lengua

Cuando se comprende cómo hace el bebé para succionar, se sabe que todo aquello que impida que la lengua se ponga en posición correcta debajo de la areola, puede causar problemas del amamantamiento.

Frenillo muy corto. Cuando este es el caso, el frenillo tira de la lengua e impide que la punta de ésta se sitúe correctamente, es decir debajo del pezón y la areola, y sobre la mandíbula.

Cuando el examen del bebé confirma el hecho de que su lengua no puede cubrir, aún a veces ni siquiera alcanzar a la mandíbula inferior (a veces el frenillo tira tanto de la lengua que ésta tiene la forma de un corazón estilizado), la solución es cortar el frenillo. La mamá puede amamantar luego a su bebé, generalmente sin más problemas.

Lengua retráctil. Acá también, así no sea por un frenillo muy corto, la lengua est< mal situada: está tirada hacia atrás y frota los lados de los pezones. La punta de la lengua puede herir de manera repetida la punta del pezón. En estos casos, la explicación es que el bebé nació con la lengua demasiado corta.

La lengua se enrolla hacia arriba. En estos casos, la lengua está claramente sobre el seno. La succión es claramente imposible y los pezones de la madre tienen el riesgo de sufrir pues el frenillo frota el pezón y lo hiere.

Como en el caso precedente, estas posiciones anormales son frecuentemente resultado de la confusión pecho/chupete, pero también se ven bebés que sufren alergias y utilizan la lengua para rascarse el paladar que les pica.

Otros problemas. Los bebés trisómicos (Síndrome de Down), tienen una lengua muy gruesa, con tendencia a la profusión. Esto entraña problemas de succión y demanda mucha paciencia de la madre.

Algunos bebés nacen raramente con una parálisis más o menos total de la lengua, a veces luego de un nacimiento traumático.

 El reflejo de extrusión de la lengua

Se piensa generalmente que el reflejo de extrusión de la lengua es un mecanismo de supervivencia, destinado a sacar todo objeto que se ponga en la boca del bebé, a fin de evitar su inhalación. Este reflejo se dispara entre 4 y 6 meses, con la madurez de la motricidad oral, y explica por qué es tan difícil hacer tragar sólidos a un bebé pequeño: él rechaza con su lengua los alimentos introducidos en su boca.

Cuando el bebé sitúa su lengua sobre la mandíbula inferior para introducir el seno en su boca a fin de amamantarse, esto se considera un reflejo de extrusión normal. Este comportamiento se encuentra en el 97% de los recién nacidos; el 3% restante que no presenta este reflejo, tiene problemas de succión.

Saca la lengua!

En todos los casos donde la posición de la lengua es incorrecta, se debe hacer una reeducación del bebé. Es suficiente hacer presión suavemente sobre el mentón mientras se le amamanta. Esto ayuda a la lengua a avanzar sobre la encía. Al mismo tiempo, se le puede decir al bebe: “Saca la lengua, saca la lengua!”, felicitándolo cuando lo haga. ¡Aún si él no comprende las palabras, parece que esto ayuda! Si no es suficiente, se puede hacer una pequeña caminata sobre la lengua, con un dedo.

En los problemas de posición de la lengua, parece útil amamantar poniendo al bebé en una posición en que el mentón prácticamente toque su pecho, lo cual permite a la lengua retraerse y elongarse. La mamá puede fajar su bebé de manera que los hombros y la cabeza se dirijan hacia su pecho. Amamantar al bebé manteniéndolo sentado o en posición modificada de balón de fútbol, también puede ayudar.

 El bebé que cierra sus encías

Este reflejo que el bebé tiene generalmente desde el nacimiento, y que no debe ser confundido con el reflejo de mordedura tónica (problema neurológico raro que impide que el bebé se pueda poner al pecho), lleva al bebé a cerrar las encías sobre todo objeto que se introduzca en su boca. Esto lastimará los pezones, los cuales a menudo van a sangrar luego del amamantamiento.

Mientras se espera que este reflejo desaparezca espontáneamente, se puede distensionar al bebé con masajes, baños tibios, apoyar sobre el mentón durante el amamantamiento, etc.

Luego de esta revisión en detalle de todo lo que puede perturbar la succión de los bebés, es necesario repetir una y otra vez, casi con el riesgo de chocar… que una buena conducta al amamantar (buena posición del bebé en el pecho, no biberones de complemento y amamantar realmente según la necesidad del bebé), suprimirán, o más bien evitarán la aparición de la inmensa mayoría de los problemas de succión. Falta ayudar al pequeño número de bebés que nacen con un impedimento para la succión correcta. Hay técnicas para ayudar a la mayoría de ellos.

¿Es esto utópico? Eso podríamos pensar conociendo la situación del amamantamiento en la mayoría de los países occidentales. ¿Qué pasó con los problemas de succión en Noruega, donde el 99% de los bebés son amamantados?

Fuente: LLL

Mas sobre el tema:
Función y movimientos de la lengua en la lactancia materna
El buen agarre en la lactancia


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Anécdotas divertidas sobre lactancia.

En septiembre empecé a pensar en algo así para el invierno y de hecho, desde entonces está diseñada esta noticia, esperó en el borrador a ser lanzada pues me apetecía algo así para el invierno.

Hoy y después de una noche fría fría en Bilbao pienso que más frío que este no se si pasaré a mi vuelta a Las Palmas, así que porqué no hoy mismo.

Empecemos el invierno con alegría, calentemos nuestros corazones. jejeje

Cuatro meses después de dar a luz a su primer hijo, Kate Davis estaba en el gimnasio intentando eliminar esos kilos de más que le habían dejado el embarazo.

El monitor le indicó que se pusiera a correr en la cinta, la cual, repentinamente, empezó a acelerar hasta alcanzar una velocidad tan endiablada que ni ella ni sus pechos hinchados por la leche podían soportarla. Accionó el pulsador de emergencia de la cinta y se escabulló hacia el vestuario para que no la viera el monitor.

De acuerdo con la política del gimnasio -que permitía bañarse sin ropa-, decidió desvestirse por completo y relajarse un rato en el jacuzzi, en el que ya estaban otras seis mujeres.

Al contacto con el agua caliente del jacuzzi, sus pechos se convirtieron en dos pequeñas fuentes de leche que sorprendieron a la propia Kate y las otras mujeres que compartían baño con ella, las cuales, no acogieron con agrado el incidente e increparon a Kate hasta el punto de que el gimnasio le retiró el carnet de socia.

Esta anécdota está recogida en el libro «The Breastfeeding Diaries» (Meadowbrook Press), una colección de incidentes humorísticos relacionados con la lactancia materna.

La propia Kate Davis, madre y humorista canadiense de 40 años, es la autora del libro. «Todas las madres que amamantaron a sus hijos tienen alguna historia graciosa que contar», argumenta Davis, que ha seleccionado entre cientos de anécdotas para editar este libro.

Unas anécdotas bastante divertidas son las que tienen que ver con el sacaleches. Como aquella madre que pensaba que asistía a una teleconferencia y aprovechó para sacarse la leche hasta que se dio cuenta de que, en realidad, se trataba de una videoconferencia. O aquella otra que fue sorprendida por la policía utilizando el sacaleches cuando circulaba a toda velocidad por la autopista.

Si tienes tu alguna anecdota divertida del tiempo de lactancia coméntala a continuación en mi blog si te apetece, así la compartes con nosotros.
Una manera divertida de empezar el invierno.
 
Itziar Blanco

En los seis primeros meses de vida, la lactancia es suficiente

  • Muchas madres abandonan o complementan la lactancia prematuramente
  • Un estudio en el Reino Unido demuestra que esta práctica no está justifica

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños se alimenten exclusivamente de leche materna durante sus seis primeros meses de vida. Sin embargo, por temor a que la lactancia sea insuficiente para garantizar las necesidades del pequeño, muchas madres introducen una dieta complementaria antes de que se cumpla este periodo.

Un estudio acaba de demostrar que esta práctica está injustificada y que dar solamente el pecho proporciona la energía adecuada para un desarrollo correcto.

«Cuando la madre recibe apoyo y sigue las recomendaciones de la OMS, las tomas de leche son altas, hay una adecuada ingesta de calorías y un crecimiento normal», comentan los autores de este trabajo, de la Universidad de Glasgow (Reino Unido), en el último número de la revista ‘Pediatrics’.

Seguimiento

Para llevar a cabo su investigación, estos autores realizaron un seguimiento a un grupo de 50 madres que participaban en diferentes grupos de lactancia en Escocia. Entre otras pruebas, evaluaron cuántas de ellas mantenían la lactancia exclusiva después de 15 y 25 semanas y cuál era la cantidad y la calidad de la leche que estaban tomando sus pequeños -a través de un método para el cálculo de consumo de energía-. Además, también pesaron y midieron periódicamente a los niños para comprobar su desarrollo.

Un total de 47 madres completaron la investigación. De ellas, 41 seguían alimentando exclusivamente con lactancia materna a sus hijos a los seis meses, mientras que el resto habían decidido completar su dieta con otros alimentos, principalmente papillas.

Al cruzar los datos obtenidos, los investigadores comprobaron que no había ninguna evidencia de que los niños que sólo tomaron leche durante sus seis primeros meses de vida tuvieran algún tipo de carencia nutricional. Tanto la cantidad de calorías que ingerían como su crecimiento estaban dentro de los patrones adecuados a su edad, subrayan los investigadores en el trabajo.

El estudio también puso de manifiesto que las madres que amamantaron a sus hijos durante este periodo no tuvieron que cambiar sus hábitos para mantener una adecuada alimentación de los bebés. «Nuestros datos muestran que no se produjeron mayores demandas de lactancia, expresadas en una mayor cantidad de tomas o un mayor tiempo empleado en la lactancia», comentan estos investigadores, quienes subrayan que sus datos echan por tierra el extendido mito de que la leche materna no es suficiente para alimentar a un niño de varios meses.

Si el pecho fuera transparente…

«El único problema que tiene el pecho es que no es transparente y no permite ver cuánto está comiendo el bebé, lo que produce temor en muchas madres», señala a ELMUNDO.es Esperanza Martín, enfermera y coordinadora del comité de lactancia del Hospital La Paz de Madrid.

Sin embargo, según explica esta especialista, el miedo de las madres no es la única barrera con la que se encuentra la lactancia. A veces, el escaso apoyo familiar, la falta de coordinación entre los profesionales sanitarios o las dificultades para conciliar vida laboral y familiar también contribuyen al abandono prematuro de este tipo de alimentación.

En el año 2000, La Paz inició un estudio para comprobar la duración de la lactancia y las causas del abandono de la misma en un grupo de 78 mujeres que habían dado a luz en el centro a través de cesárea. Un 95% de ellas comenzaron a dar el pecho a sus hijos tras su nacimiento. A los 115 días del parto, un 74% continuaban con el hábito de forma exclusiva y unos meses después, sólo un 25% lo mantenía.

«En un 20% de los casos las mujeres habían iniciado otra alimentación porque el pediatra se lo había aconsejado al no tener en cuenta que las curvas de peso en los niños que se alimentan con leche materna y con leche de fórmula son distintas». Otras veces, la recomendación de abandono venía por parte de otros profesionales médicos –debido, por ejemplo, al inicio de determinados tratamientos médicos – e, incluso, por parte de la propia familia de la madre.

«A partir de esos datos, iniciamos un programa de apoyo a la lactancia que, entre otros factores, reforzó la coordinación con otros profesionales sanitarios, que no siempre tienen en mente la importancia de la lactancia, y aportó pautas a las madres para saber cómo solucionar eventuales problemas», subraya Martín.

En 2006 comprobaron que el esfuerzo estaba dando sus frutos. Un estudio similar demostró que, a los 115 días de haber dado a luz, hasta un 96% de las nuevas madres continuaban dando el pecho a sus pequeños.

«La leche materna es el mejor alimento que puede tener un bebé para su adecuado desarrollo y es importante apoyar a las madres para que puedan amamantar a sus hijos», concluye.

Artículo publicado por Cristina G. Lucio, Elmundo.es 

Vídeo de amamantar