Madre de día una alternativa a las escuelas


Una respuesta de siempre para el mundo de hoy.

¿Dónde ha sido atendido siempre el niño pequeño en sus primeros años? Si esta pregunta la hubiésemos realizado hace treinta años, la mayoría de nosotros habríamos contestado por su puesto: “en su casa”; o mejor dicho, “en su propia casa”.

La situación hoy en día es bien diferente. Si paseáramos con un niño de dos años y se cruzara un vecino, es muy posible que este diría: ¿no vas al colegio?

¿Qué es lo que ha ocurrido en estos últimos años, para que nuestro concepto del cuidado del niño pequeño haya cambiado tanto? ¿Es diferente el niño de ahora? ¿Son otras sus necesidades? Sin duda que la respuesta es bien clara. El niño no ha cambiado, lo que ha cambiado ha sido nuestra sociedad, fundamentalmente por el proceso de incorporación de la mujer al mundo laboral. Esta tremenda trasformación social ha generado un radical cambio de visión del niño pequeño y en concreto del niño menor de tres años.

Sin embargo, el niño espera de nosotros lo que verdaderamente necesita para su pleno desarrollo: protección, cuidado individualizado, atención amorosa, tiempo, tranquilidad, calor humano, cuidados físicos adecuados y saludables; en definitiva, un ambiente que delicadamente nutra esta fase tan importante y tan vulnerable del ser humano.

Si queremos ofrecer una respuesta a la cuestión de la conciliación de la vida familiar y laboral, sin olvidarnos de lo que verdaderamente es importante para el niño menor de tres años, hemos de revisar ciertas premisas fundamentales a las que se han llegado a lo largo de estos años. Una de estas es que, el niño en este periodo evolutivo no tiene aún a su disposición la capacidad social necesaria para desenvolverse de manera sana en un grupo social numeroso. Hasta los tres años aproximadamente, es la relación con una figura materna (o figuras maternas) de referencia lo que pone las bases del futuro despliegue de sus capacidades sociales.

Otra premisa fundamental es que, en esta fase, el afecto es algo de vital importancia para el pequeño. Tanto es así, que el recibir, o no, cariño de las personas que le cuidan influye profundamente en el desarrollo global del niño, tanto en lo físico, en lo anímico, como en lo intelectual. Si el niño se siente bien atendido y respetado, en el futuro será un adulto comprometido consigo mismo y con los demás y esto es muy saludable para nuestra sociedad.

Como una respuesta alternativa a esta cuestión de la atención del menor fuera del propio hogar, nos viene del norte de Europa una profesión ampliamente extendida allí: “MADRE DE DIA”.  Países como Alemania, Reino Unido, Suecia, Suiza, Austria, Francia… han apoyado y regulado, desde los gobiernos estatales y locales, esta otra posibilidad de ofrecer a los padres una solución a la conciliación laboral y familiar. Por poner un  ejemplo, alrededor de un 80% de los niños menores de tres años son acogidos por las madres de día en el Reino Unido.

A España llegó esta nueva idea por medio de la Fundación Gaztelán de Navarra, hoy en día, a través de la Asociación Xilema. Las llamadas “Casas amigas” llevan trabajando durante años en el ámbito familiar, acogidas con una normativa desarrollada por una Ley Foral y apoyadas con subvenciones oficiales. Existen otras iniciativas en España surgidas en el ámbito local (Córdoba, Cataluña, Aragón).

En la Comunidad de Madrid surgió en el año 2004, en el ámbito privado,  la primera iniciativa “madre de día” En la actualidad, el grupo de “madres de día” asociadas a la Asociación Madre de Día, esperan una regulación de esta actividad que les permita desarrollar este proyecto bajo una normativa oficial.

¿En que consiste la actividad de “madre de día”? Se trata de la atención y la educación de niños menores de tres años en el propio hogar de la educadora, teniendo como máximo un número de tres o cuatro niños, según las circunstancias.

La “madre de día” cuida a los niños en un ambiente pequeño, acogedor y, sobre todo, hogareño. Todo sucede a la medida del pequeño, por ejemplo: los primeros días de asistencia a la casa de la “madre de día”, la madre acompaña, todo el tiempo, a su hijo, siendo posible hacer esto a lo largo de dos semanas. Cada mañana la “madre de día” recibe a cada niño con un afectuoso saludo y por qué no, si el niño lo necesita, cogiéndole en brazos.

Los padres entran en la casa, dando un poco de tiempo para que el niño pase de un ambiente a otro. ¿Qué cocina hoy la”madre de día” que huele tan rico? La comida hierve todavía en el fuego y el pequeño ya se decide por coger algunos de los juguetes que están en la cocina, o por qué no, a abrir la puerta de un armario y sacar la cacerola más grande; pero no dura mucho en la cocina, en seguida corretea hacia la sala y comienza libremente otro juego.

Los pequeños no están mucho tiempo en el mismo sitio, ni con el mismo juego, ya que su impulso natural es moverse en libertad y conocer todo lo que les rodea. Ahora despedimos a los padres y les deseamos un día muy feliz, tan feliz como el que vamos a tener nosotros. Continúa la actividad en el hogar: la “madre de día” está atenta a los niños y a sus propias tareas ¿y los niños? Por supuesto jugando, la actividad más seria y más importante para cualquier niño sano.

Llegó la hora de recoger. Con todo bien ordenado podemos cantar una sencilla canción y bailar. Ya hemos estado demasiado en casa y después de quitarnos las zapatillas, nos ponemos los zapatos y nos abrigamos muy bien, llegó la hora del paseo y del parque. Bajo la mirada atenta de “la madre de día” los niños juegan incansablemente. Si surge un conflicto entre ellos, con toda calma y comprensión, la “madre de día” actúa  resolviendo la situación de la forma más justa posible. Esta experiencia social, por medio de la imitación, penetra en los niños y les prepara para resolver futuros conflictos sociales. Volvemos del parque a casa.

¡Hola querida casa, ya estamos aquí! Los niños mayores se toman todo el tiempo necesario para quitarse el abrigo y los zapatos, y ponerse las zapatillas; la “madre de día” se ocupa de los más pequeños. Todavía hay que esperar un poquito, nos falta lavarnos las manos, para ir a comer. Con una sencilla canción, hacemos el caminito desde al baño hasta la cocina, hay que calentar la comida y poner la mesa. Algunos participan y otros tienen bastante con mirar. Ahora sí, en la mesa, con toda  calma y tranquilidad, podemos cantar  y algo más, para dar las gracias por la comida tan rica que nos vamos a  comer. ¡Buen provecho! Se hace el silencio. Bueno y ahora ¿Qué? Los mayores se limpian los dientes, los pequeños necesitan su cambio de pañales. Después de no parar, todos necesitamos descansar. Una bonita canción de cuna, cantada con amor, nos ayuda a dormir. No hay nada más reparador que una buena siesta. La jornada casi ha terminado.

Poco a poco, los niños son despertados con cariño y dulzura por la “madre de día”. Ya vienen mamá y papá. La ”madre de día” comenta a los padres todas las noticias importantes de lo que ha ocurrido durante el día. ¡Hasta mañana!

Inés Gámez de Rus
Madresdedia.org

2 Respuestas a “Madre de día una alternativa a las escuelas

  1. Hola! Enhorabuena por este lugar de encuentro para las mamás, y para las que trabajamos con mamás y niños! A propósito del artículo sobre las Madres de Día, quería dejaros aquí que, por suerte para los niños, cada vez somos más en España. Como mujeres, hemos ido recuperando lo que nos pertenecía en el parto, la lactancia y la crianza con apego. El siguiente paso es construir, poco a poco, un entorno que siga respetando la esencia de nuestros hijos. Como Madre de Día, trabajo para ofrecer a los niños la posibilidad de entrar en esta sociedad acompañados con amor y respeto, para que vivan la vida en plenitud y se desarrollen como ser humanos íntegros.

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